суббота, 11 мая 2013 г.

El secuestrador enigmático. (Capítulo 1)

                                                  (Traducción del autor; del ruso al español)   

      Sus ojos acaban de abrirse, parece, de sí mismos, interrumpiendo el curso de pensamientos vacíos que están masticados al matinal sueño ligero.  Los pensamientos que en sí mismos no tenían importancia, la hicieron durante un tiempo olvidar la realidad, cuyos aquellos que despertando, recordado con dificultad. El primer instante de la parada de estos pensamientos y de la indiferencia se cambió a la sorpresa: durante nada más al en una parte de segundo Inga todavía acaba no de comprender sino de sentir que la realidad promete estar más que extraña. En un interior estrecho y extraño, los rayos de sol matinal penetraban a través de las paredes rayadas que fueron similares de la lona.

       Inga acaba de moverse instintivamente. Un dolor flaco, dado señales de la espalda, al instante ayudó a ella a recordar todo. El destino daba un curso inverso insólito: no lanzaba de un sueño con pesadilla en la realidad despreocupada, pero al contrario. Eso, que parecía, deba de ser un sueño, se declaraba claramente, pretendiendo a la más real existencia. Algo, en qué no creería nadie, si el narrar, resultaba palpable de hecho.

       Y parecía que la naturaleza no quería de ninguna manera de reconocer el horror de la situación. El bosque verde fue populado de las vidas diferentes y fue llenado por el alboroto alegre de los pájaros. Como si todos afuera, en contra del sentido común, quería felicitar y saludar y sí mismo y el hecho que ella cayó en cautiverio.

       En alguna parte, es decir al rincón secreto de su consciencia ella ha descubierto un pensamiento traidor: "¿De lo cual, a decir verdad, pones nervioso? ¡Mira que todo está hermoso alrededor! No hay nada tan terrible. ¿Es necesario inquietarse por nada y?..." Inmediatamente otro pensamiento ha vituperado la primera, pero sin palabras. Ella ha imaginado los padres, los ex-condiscípulos, todos los conocidos del gran patio moscovítico desde el más joven al más viejo, ¿y si se enterarían? ¿Con todos los detalles? ¿Y si se enteran de lo que acabo de cerrar los ojos a todos estás? Pero de una vez el sentido común acaba de cortar este pensamiento, porque eso ya era demasiado. Ya ellos no pueden descubrir sus pensamientos secretos. ¿Es lo que ellos son como Messing? (Messing era un clarividente célebre - la nota del autor).

       Sin duda, aquí no hay nada algo de terrible por el momento. Si el monstruo apetecía matarla, él había millares momentos admirables para ésto,  y él se aprovecharía de la situación favorable ya hace tiempo para realización cualquier fantasía que pueden existir en la cabeza pecador de un maniático. Pero, incluso él no ha violado ella hasta ahora. Y aunque en esta época de Brezhnev nadie de personas conocidas a ella no osaría de apreciar este hombre como un hombre normal, pero él ha calculado todos muy exactamente. ¡Como exactamente! Rápidamente ella ha ejecutado mentalmente los eventos de las semanas últimas: parecía, su secuestrador no cometía ningún error. Admitir que él es loco, pero él es un loco inteligente, astuto y prudente, y es poco probable que él se ponga nervioso en perjuicio a sí mismo o en causa que él se ha propuesto.

       Inga se sorprendió que ella piensa; piensa desacostumbradamente independientemente y lógica es coherente. Hasta ahora ella no tenía a pensar por su propia cabeza de tal manera. Pensaban, parece, todos juntos: ella y aquellos que estaban cerca. Y no había ningún recelo de errar - los otros habrían retocado ella inmediatamente. Parecía que todos conocían el camino y conocían, si se puede expresarse así, un "horario", donde se afirma, a qué edad qué se puede hacer y qué no se puede hacer, el "horario" donde todas las personas normales viven. Pero el "horario" no preveía que pasaba a ella los últimos días. Ella es arrojada siquiera en el pasado distante, siquiera en otro planeta, casi en el otro mundo, y si comparaba con la vida real, nada era más parecido que un arresto súbito y la cárcel para aquellos que antes ni siquiera tenía en mente nada tal.

       Hoy la cabeza funcionaba precisamente y claramente, y ella sospechaba de lo cual. Anteayer noche el secuestrador ha emponzoñado ella por cierta porquería, es posible, ha añadido algo en té con confitura, hecho en caldero y echado en jarros. Él mismo, según parece, ha visitado una ciudad, porque ha vuelto de allá con las dos mochilas grandes que son llenados por comestibles víveres y menudencias de diferentes especies que son necesarias en bosque. Y ayer ella ha despertado muy entrada al mediodía, unos minutos antes de su volver, y no para escapar, pero habría sido difícil hasta a mover los dedos. Ella habría tenido éxito sólo alejarse a varios cientos de metros, qué ya una vez ha pasado, y ella comprendía, qué iba a ser para ella. Ella odiaba repetir algo como ésta.

       No obstante, no había nada de particularmente feliz. Esta mañana, como los otros, la vergüenza, el frío y el dolor aguardaban ella. -¿Has despertado, muchacha?

     - Una voz ronca y ruda acaba de resonar afuera. (Por desgracia, esto no era Vysotsky, aunque la voz paresía a él).

     -¿Qué, hora despertar?

     -Son las diez y media, puedes de roncar media hora más.

     -Tengo mejor esperar.

     -La ley está de tu lado, chulona,- su atormentador ha sonreído.

      Sin embargo, dentro de diez minutos, está harte de ésto espera fatigosa, y ella ha decidido aproximar este rito desagradable de la mañana: si él se comienza antes - se terminará antes. Y ella, dormido bien, como nunca antes, no quería en absoluto a estar tumbado a la bartola.

      Conforme al rito de locura, ella ha liberado del cuello de tortuga, del sostén, de los pantalones de chándal, incluso del taparrabos, y ha salido de la tienda de campaña, como si saltara a la olla.

     -Es justo. No quieres yacer después tal reposo. ¡Bueno, vuélvete de espalda! Inga ha obedecido.

      Toda la espalda era dibujada por verdugos después por culpa de estos ritos salvajes de ayer, de anteayer y más antes. Más abajo las huellas de nalgadas salían desde que la azotaina inolvidable por tentativa de evasión y resistencia. La vez pasada él había alcanzado ella, tocado de la oreja, agachado ella al suelo. Ella había intentado de golpear él con pie en punto vulnerable, pero había fallado. Después, él conducía ella, largo tiempo y con impasibilidad. "Es posible, antaño conducían Juana de Arco como este a su camino último" - había evocado de una lección de la historia. Entonces ella tenía miedo y había intentado de disimular el miedo con una pregunta inocente:

     -Hasta, no te riñes yo. ¿Por qué como esto?

     -Ahora mi fusta va te a reñir.

      En el camino a la represión, había evocado, sin querer, su infancia. A veces, el padre azotaba ella con cinturón, pero la madre protegía a ella como siempre, bautizado a él como un loco y un perverso, lo él ponía colorado, después de lo cual él toleraba las culpas de Inga mucho tiempo. Sin embargo, la misma madre, dado el caso ciertas culpas considerables, punía a ella muy raras veces pero cruelmente. Última vez, Inga cogía una jabonadura grande, cuando tenía catorce años, cuando muchas falsificaciones de las firmas de los padres en boletín de evolución eran revelados, y había una gran cantidad de las notas malas. Inopinadamente ella se había envalentonado, razonado mentalmente: "Es terrible sólo para las niñas pequeñas. ¿Hasta qué edad tendré miedo de nalgadas? ¡Qué importa! La madre mi zurrará le culo...ja ja ja".

      Entonces ella había obedeciendo la madre, desnudando su culo curvo bellamente, hasta ya a los catorce años, y había permitido a apretar su cabeza entre las piernas de madre. Al comienzo, siete u ocho látigos de comba eran aguantados por Inga en silencio. Querido de disimular su dolor aumentado, y ya era intolerable, Inga había rompiendo a hablar:

     -Madre... lo que me duele...- lo había resonando con la entonación suficiente despreciativa que podría interpretar así: "Aunque hay todos desagradablemente un poco, sin embargo, madre, te ocupas del absurdo". Pero la comba seguía a silbar, a clavarse en las nalgas desnudas, e Inga no se contenia más y gritaba lo que las mocitas gritan habitualmente en tales casos:

       -Oh, ¿qué estás haciendo? ¡Lo que duele! ¡Duele! Oh, no lo haré! - Y por último, gritando: Oh, no puedo más! - había ido en grito caótico, incoherente y tragando, el grito que había cesado después del último golpe inmediatamente y había cambiado en silbido y gemido bajo. Gritando algunas palabras injuriosas a Inga, la madre había dado un latigazo otra vez, y ahora sólo un latigazo había provocado un fuerte gemido de la muchacha. Después de la corrección, mirando desde la ventana por los ojos enrojecidos de las lágrimas, ella había visto uno adulto mozo que había sido una geodesta, estando de pie con una mira en la esquina de su casa y escuchando. Había estado avergonzada: desde luego él había escuchado como acaban de azotar a ella inmediatamente, y gracias a Dios que él no conocía a ella.

       Pero esta azotaina reciente debido a la evasión; había superado todos que ella confrontaba en la infancia. Entonces, él había ordenado a ella a abrazar un árbol grueso, atado las manos que no llegando el uno al otro un poco, en los sobacos él había tirado más una cuerda, envolviendo los hombros, entonces él había atado los cabos de la cuerda a un ramo arriba para limitar su posibilidad de acuclillarse. Después de este, el malvado había atado de firme abajo cada articulación tibiotarsiana a solas, para ella no intentase de cubrir su culo por los pies. Entonces, sin prisa, él había sacado del bolsillo un cable arrollado y doblado, de cobre dentro, cubierto de PVC y con una sección circular. El cable doblado era aproximadamente medio metro de largo.

       Un silbo armonioso había oído. Ciñendo la cadera izquierda y la nalga izquierda, las puntas flexibles del cable habían clavado en la nalga derecha. Durante los primeros segundos Inga no había sentido nada, pero inmediatamente el dolor que había cortado casi la respiración, este dolor invadió a ella, sin querer de aflojar.

       Ay! - la chica había alargado casi en un susurro echando atrás la cabeza. El segundo latigazo, melodioso y rodeando, había seduido rápidamente. Después de esto el tercero y el cuarto latigazos habían seguido, y todos ellos caían en el mismo lugar. Un clamor fuerte se había aído en el bosque. La barrera de la paciencia acaba de estar roto. Enseñando los dientes y mirando directamente a los ojos del monstruo con aire suplicante, Inga gritaba a grito herido, pero eso no detenía a él. Excitando, él continuaba sin piedad y rítmicamente de golpear las nalgas elásticas y blancas, aue ella volteaba, brincando muy de una manera tentadora, incluso por aquellos qué estaban los tipos experimentados. El cuerpo esperaba instinctivamente de eludir del dolor insólito y atroz; y ahora ella misma estaba depuesto a todo que este maniático podía exigir de ella, si solamente a interrumpir esta tortura.

      -¿Qué es lo que quieres, lo haré! !ay! !ay! !ay! !ay! ! Qué es lo que quieres, lo haré-e-e! !ay! !ay! !ay! !ay! - se desgañinaba con la voz tomada, asustando las avas y los jabalíes de los alrededores.

       Y el latigo continuaba de hincar aún largamente entonces a uno, luego a otro punto, y parecía que él azotará a ella a la muerte, y si es así, deje pasará más rápido. Tal pensamientos, acompañado de su grito histérico, no andaban suavemente, como de costumbre, pero se inflamaban y desaparecian como los rayos en la noche.

       He ahora él pasa la mano de cabellos, tañe las orejas. ¿Entonces, por qué ella grita? Inga se ha callado y prorrumpido en llantos. La cascada de lagrimas liberaba agradablemente de todos que es dolido y acumulado en alma, acumulado durante los seis años de esta vida sin iiorar, cuando comienzan a tragar quina las ofensas y el deplacer, simulando farisaicamente inmutables, por esta el alma se endurece, la mirada se apaga, cada fluslería se posa, acumulando para vejez como una carga pesada delpasado, por esta un hombre se hace una pelota, y no alegra a él más ni de las montañas, ni de los mares, ni de los bosques, ni de las albas y las puestas. Inga sollotaba a plena voz, mientas que el dolor, dejando, se transformaba en sensación agradable de limpiar. Así un bosque se purifica después del aguacero de tormenta ha pasado. Otra vez ella se convirtió en pequeña chica que estuvo dispuesta a ejecutar cualquier capricho de los padres crueles que inmediatamente acaban de corregir a ella y ella, estando llevada en un éxtasis infernal por el dolor cruel, prometió a ellos de obedecer en todas las cosas y suficientemente sincera, sin afectación.

       Una sensación agradable del alma y del cuerpo que se estremecían en sollozo, era reemplazado gradualmente en la vergüenza por su debilidad en comparación con las guerrilleras célebres, las primeras cristianas mártires y las víctimas de la inquisición.

      "Ellas no se habían sometido, pero yo acaba de subyugarse mi debido a simple azotaina. Ahora, es posible, él me jodrá o forzará me al sexo oral. Bueno, allá ellos! Así que me merezco. ¡arda Troya!"

       Una idea se le ocurríó con tímidos: "él está como un tipo viejo, pero no mal" Y esta idea era reprimida inmediatamente por todas las comunidades conocidas, donde tenía que comunicar últimamente, por su fachas burlescas que acaban de surgir en su imaginación.

     -Quieres vencer el dolor, pero usas un método incorrecto, - la voz ronca oyó. - yo te enseñara, moza, pero todo a su tiempo. Has muerto... has muerto no hoy y no aquí, sino mucho antes de que yo te he secuestrado. Ahora tú estás muerta, pero quiero hacerte viva y si la voluntad de Dios es por ésta, yo saldré con la suya!

      Él la miró amablemente y con entusiasmo y continuó:
    -A partir de ahora eres una moza forestal, mi compañera de bosque. Tú me obedecerás en todos los aspectos. ¡Yo te forzaré a obedecer! Debes estar conmigo más sincera y más franca que con ti misma eres, porque tú no conoces a ti misma. Sabes únicamente tuya imagen falsa. Tú has metido toda tuya esencia en subconsciencia y has creído que tú serías tal como todos los demás son. Y sin embargo Dios no ha creado las personas idénticas. En tierra no encontrarías un par de las personas idénticas así como no encontrarías dos huellas dactilares idénticas. Es más, las moscas idénticas no existen, sin decir acerca de la gente. En este caso, intenta de informarse ¿quién eres tú?
     -Me llamo Inga. Así mamá me ha titulado en honor una patinadora o una gimnasta, no recuerda, qué era una celebridad en aquella época.
     -Tú podías estar llamado, por ejemplo, Maria, Svetlana, Valentina, aún más Juan, si esta pasaba en prisión, tal casos existen, algún día yo te lo explicaré, así no esforzarse aprender una etiqueta que la gente había pegado en ti, pero conoce tuya propia esencia.
      Después de estas palabras una escena silenciosa se ha seguido. Él miraba a ella a la cara, y ella se ha desconcertado un poco, intentando de comprender lo que ella ha oído.
    -Yo soy tuyo señor, tuyo patrón. Yo soy tuyo maestro. Tú estás debajo de mi poder. ¿Quieres, te zurraré de nuevo, como lo estaba, hace quince minutos?
      Inga ha comenzado a inquietarse, los labios han iniciado de temblar, los ojos han iniciado de correr y ella ha caído de rodillas.
   -¡Eres mi maestro! ¡Eres mi señor! ¡Soy tuya compañera! ¡Soy tuya moza forestal! ¡Haré todos para ti! Haz como quieras con mío, pero suplico: sin tal dolor, sin tal crueldad! Ella ha palidecido y las lágrimas han aparecido en los ojos.
     -Ya sin embargo, esto depende sólo de ti. A pesar de todo, azotaré te cada mañana, pero un poco, para el orden que tú no te propases. A propósito, tú misma deberá pedirme sobre ello. Y ahora baja al riachuelo, lave, después estudiará el código de la conducta para cautiva. Es que ahora tú eres mi cautiva, - él reflexionó en algo. -Y tal vez, alguna vez, tú estarás agradecida me de todo corazón...
      Este día, ella estudiaba el código de la conducta para cautiva, qué estaba imprimido en una máquina, y su verdugo no la tocó más ya por el dedo.
      Y aquí ahora, ella estaba de pie delante de él, toda desnuda, volviendo de la espalda, qué estaba azotada, y él como un pintor examinaba el patrón rayado en su piel del cuerpo hermoso, esbelto y juvenil.

Capítulo siguiente: http://unasbagatelas.blogspot.ru/2013/05/el-sequestrador-enigmatico-capitulo-2.html?zx=428db42e1d6db4fe

El texto ruso original: https://www.proza.ru/2009/12/20/1217

3 комментария:

  1. Hola chat vert, me gustaria poder charlar contigo. Por favor escribeme mariposaschoco@gmail.com
    Un saludo

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    Ответы
    1. He mandado dos veces. Esta dirección web mariposaschoco@gmail.com no funcionaba.

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  2. Perdona es este mariposaschocolate@gmail.com

    Muchas gracias!!!!!!!

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